Día de furia: Milei echó a un ministro y promete castigo a gobernadores si no le dan luz verde a la Ley ómnibus

“Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos”, fue la frase que habría pronunciado Milei en la reunión de Gabinete. Caputo asume más liderazgo

Furioso por los obstáculos que aparecen a cada paso, el presidente Javier Milei echó a última hora del jueves sin miramientos al ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, por considerarlo responsable de filtrar las fuertes declaraciones que hizo el mandatario contra los gobernadores en la última reunión de Gabinete.

El despido llegó luego de que Milei avalara al ministro de Economía, Luis Caputo, para que vaya a fondo con la amenaza de recortar fondos a las provincias, si los diputados de esos distritos seguían poniendo reparos a votar la ley ómnibus, considerada la “madre de todas las batallas” por parte del jefe de Estado.

“Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos”. La frase la habría pronunciado Milei en la reunión de Gabinete. Fue cuando se dio cuenta de que el poroteo de votos en Diputados empezaba a ser desfavorable al oficialismo. Y su filtración fue la que derivó en la rápida salida de Ferraro. 

Horas antes, el ministro Caputo había mantenido una reunión con empresarios en la que puso blanco sobre negro lo que está en juego.

“Hace tiempo que lo conozco a Luis, y nunca lo había visto tan enfático y decidido a alcanzar el objetivo del déficit cero”. Luis es el ministro de Economía Caputo, y el que hace la descripción es un empresario que lo conoce hace tiempo y ya tuvo la oportunidad de interactuar con él cuando fue secretario de Finanzas y presidente del Banco Central en el gobierno de Mauricio Macri. Una docena de hombres de negocios que van desde el campo hasta los medios de comunicación, pasando por la industria, el comercio y los servicios, se reunieron este jueves con el jefe del Palacio de Hacienda y el secretario de Medios, Eduardo Serenellini, en la Casa Rosada. El encuentro no tuvo mucho de sereno.

Caputo estaba en llamas contra los gobernadores, porque considera que le están jugando en contra a Javier Milei y su plan de equilibrio fiscal. Sobre todo, los mandatarios del PRO y de la UCR, que deberían, considera, acompañar el enorme esfuerzo que se está haciendo para tratar de poner en orden las cuentas. “La clase política parece que sigue sin entender que el problema central de la Argentina es fiscal. El mundo no nos cree, porque nunca mostramos disciplina con las cuentas”, explicó Caputo.

El estado de ánimo del ministro de Economía ya había quedado en evidencia el miércoles, horas antes del paro de la CGT, cuando tuvo verborragia de posteos en redes sociales, incluso trenzándose con otros usuarios para defender la política económica. Sus críticas a los gremios generaron la reacción desmesurada de Pablo Moyano, quien lo amenazó con tirarlo al Riachuelo. En ese marco de alta tensión, recibió un fuerte respaldo de Milei.

Casualmente, usinas kirchneristas empezaron a instalar que Caputo tenía las horas contadas, y que lo reemplazaría Federico Sturzenegger. Al promediar el gobierno de Macri, allá por 2017, Caputo reemplazó a Sturzenegger al frente del Banco Central, cuando el presidente dejó de lado la política de metas de inflación. Es historia antigua. Ahora ambos forman parte del equipo de Milei, el libertario que quiere poner en orden las cuentas a como dé lugar.

Caputo, duro contra las provincias por el déficit fiscal

En la reunión con los empresarios, Caputo cargó duro contra los gobiernos provinciales. “Son los responsables de la mitad del déficit fiscal”, fue lo más suave que dijo. Milei ya conocía esos datos, y en la reunión de Gabinete realizada a primera hora no pudo con su genio y bramó: “Los voy a dejar sin un peso”. Se refería a los gobernadores, claro, a los que acusa de operarle en contra en la Cámara de Diputados, donde el proyecto de Ley ómnibus ingresó en un cono de sombras.

Es más, a última hora del jueves, el Gobierno no tenía los votos asegurados para que en la sesión del martes -aún en duda- le voten los artículos claves de esa ley, en especial la suba de retenciones, que representaría una suma multimillonaria de ingresos al Fisco.

Según datos de la Bolsa de Cereales, se prevé alcanzar una producción de 136,4 millones de toneladas en esta campaña, la segunda mayor cosecha de la historia. El Producto Bruto Agroindustrial alcanzaría los u$s33.129 millones, expresando una mejora equivalente a 1,3 puntos del PBI. Se proyecta que las exportaciones del sector crecerán en u$s11.112 millones en comparación con la campaña anterior. No obstante, los ingresos por exportaciones serían inferiores a los de la campaña 2021/22 por un total de u$s9.462 millones. Respecto de la recaudación fiscal, se proyectan u$s13.200 millones, incrementándose un 42% desde la campaña previa. A la dupla Milei – Caputo se le hace agua la boca por recaudar esa plata, que le daría más aire a las reservas del Banco Central.

Pero la suba de las retenciones pretendida vuelve a poner tensión con el campo. Caputo les pidió a los empresarios apoyo para la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los argentinos y el DNU 70, al sostener que permitirán que en el mediano y largo plazo que “crezcan exponencialmente todos los sectores y se genere empleo genuino”.

Y les prometió: “Creemos en la libertad, y a medida que vayamos teniendo resultados, todo el esfuerzo inicial va a significar una baja de impuestos”. Caputo les dijo también que “la mitad del déficit está en las provincias” y sostuvo que los distritos del interior “tienen que entender que deben ser parte de la solución”.

El enojo de Milei y el riesgo de que se caiga la Ley ómnibus

La advertencia presidencial encierra muchos riesgos: sin plata, los gobernadores podrían hacer poco y nada para que sus provincias se conviertan en un polvorín, con el riesgo de desestabilización que eso encerraría.

Milei y Caputo saben que los gobernadores necesitan plata, porque la mayoría de las provincias tiene un gasto público estratosférico en función de los ingresos fiscales genuinos. Durante el gobierno de Alberto Fernández, el dinero fluyó, sobre todo para las provincias peronistas del norte del país y la provincia de Buenos Aires, merced a una emisión monetaria descontrolada. Pero ahora la taba se dio vuelta. “No hay plata”, repite el presidente libertario.

Hay un término que viene utilizando Milei y eriza la piel de los gobernadores: “Esquema de transferencias cero a las provincias”. Sería el peor escenario para la mayoría de los distritos, e impactaría por supuesto en las intendencias, sobre todo muchas del conurbano bonaerense, siempre cerca de transformarse en un polvorín.

Antes de la amenaza de Moyano, Caputo ya había advertido que tenía lista la botonera para recortar partidas provinciales inmediatamente si alguno de los artículos económicos de la ley ómnibus era rechazado. “Para nosotros, equilibrar las cuentas públicas es central, todo parte de ahí”, repitió Caputo ante los empresarios en la Rosada. Según el ministro, el recorte podría alcanzar hasta los 2 billones de pesos, una enormidad.

No son las únicas señales que preocupan a los gobernadores e intendentes. La decisión de crear una Fiscalía para investigar la corrupción de funcionarios públicos cayó mal en círculos políticos, gremiales y hasta empresariales.

Milei está amenazando con un “mani pulite” (la mayor batalla contra la corrupción que encaró Italia hace 30 años) a la Argentina. Con eso, el Gobierno pone el dedo en la llaga, ya que habló de “enriquecimiento ilícito e incrementos patrimoniales no justificados”. También advirtió: “Vamos a recuperar todos los bienes que sean producto del delito”.

Hay funcionarios y exfuncionarios que empezaron a hacer cuentas: ya no se trata de Martín Insaurralde, el ex jefe de Gabinete de Axel Kicillof que está en la mira de la Justicia luego de su affaire en un yate por Europa con una modelo de alto perfil. El Gobierno estaría elaborando un listado de decenas de políticos que hicieron toda su carrera trabajando para el Estado, por lo que sus ingresos están muy documentados, y sin embargo tienen un patrimonio descomunal que incluye inversiones inmobiliarias, casas en barrios privados, embarcaciones, edificios, negocios millonarios, campos sembrados con soja y otros cereales, y establecimientos ganaderos. A casi ninguno le cierran las cuentas, por más que digan que han sido “abogados exitosos”. En la lista habría al menos dos expresidentes.