El Tribunal de Cuentas de Brasil, principal órgano de contralor, determinó hoy que el expresidente debe devolver al patrimonio nacional un paquete de joyas valuadas en 100.000 dólares que le regaló la monarquía saudita.
Tras su salida de la Presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro no para de tener problemas. Es el principal sospechoso de haber instigado el ataque al congreso brasileño, mantiene una suerte de autoexilio en Estados Unidos y debe responder por numerosoa hechos de corrupción que lo afectan personalmente, además de que se encuentra abierta la investigación por el asesinato de la concejal Marielle Franco, a manos presuntamente de milicianos de ultra derecha con conexiones con él y/o su familia.
Por si esto fuera poco, el Tribunal de Cuentas de Brasil, principal órgano de contralor, determinó hoy que el expresidente debe devolver al patrimonio nacional el paquete de joyas valuadas en 100.000 dólares que le regaló la monarquía saudita y que ingresó de contrabando al país en octubre de 2021, un escándalo que domina parte de la agenda brasileña desde hace tres semanas.
Bolsonaro admitió la semana pasada a CNN Brasil que había tomado las joyas para su patrimonio personal y no las había dejado para el patrimonio del Estado, como ahora lo obliga el Tribunal de Cuentas.
El expresidente, quien se encuentra desde el 30 de diciembre en Estados Unidos, deberá entregar las joyas de la marca suiza Chopard regaladas por Arabia Saudita y un fusil y una pistola que recibió de Emiratos Árabes Unidos.
A raíz de que Bolsonaro admitiera el contrabando de su ministro, el tribunal determinó una auditoria en todo el archivo presidencial sobre los regalos recibidos por el exmandatario.
El caso se conoció porque en ese mismo viaje de Albuquerque fue confiscada una mochila de un sargento de la comitiva oficial del Ministerio de Minas y Energía con un conjunto de joyas de oro y diamante de Chopard regalado por Arabia Saudita, valuado en 3,5 millones de reales.
El conjunto quedó en la aduana del aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo, porque los agentes aduaneros acusaron al ministro de intentar pasar la mercadería sin declararla.
Albuquerque aparece filmado diciendo que esas joyas eran para la entonces primera dama Michelle Bolsonaro, aunque ayer ante el Tribunal de Cuentas de la Unión se desdijo y sostuvo que era para la Presidencia de Brasil.
Un comité del Senado abrió una investigación para determinar si el contrabando de joyas era parte de un soborno para Bolsonaro por parte de la monarquía saudita supuestamente vinculado con la privatización de una refinería de la estatal brasileña Petrobras a favor de un fondo de inversión de Emiratos Arabes Unidos.
Bolsonaro mandó a su edecán e intentó ocho veces con diversas presiones retirar las joyas de la aduana para que le fueran entregadas pero los agentes rechazaron